domingo, 15 de marzo de 2009

Las Reglas del Juego - José Carlos Becerra

Yo no daría la vida por mi vida: es otra mi verdadera historia.
Octavio Paz






Cada uno debe entrar en su propio degüello, cada uno retocando su respiración,
cultivando sus excepciones a la regla, sus moluscos solares, haciendo sus abstinencias más inclementes y más diáfanas, porque la luz debe romperse allí, la eternidad debe dejar caer un guijarro en ese gemido.

Recuerden la niñez de vuestra madre, la niñez de vuestra muerte; solitarios del mundo y de todos los deseos,
inoculados por el lagarto y el pájaro que se enfrentan en todas las intenciones de la sangre.
Ustedes han sentido la máscara y la falsificación de la máscara: el rostro
en los invernaderos de las pequeñas, inútiles ceremonias que todavía nos conmueven.

Bajo la luz de una luna parecida a la desnudez de las antiguas palabras,
escuchen este ritmo, esta vacilación de las aguas,
la noche está moviendo sus ruedas oscuras, estas palabras llevan ese significado,
y yo me dejo arrastrar por aquello que quiero decir: aquello que ignoro,
y he aquí que la frase delibera su propio silencio.

Oh noche casual de estas palabras,
oh azar donde la frase regresa a su silencio y el silencio retorna a la primera frase,
en el lenguaje aparecen de nuevo los primeros caracoles, las primeras estrellas de mar,
y las bestias de la niebla ponen su vaho en los nuevos espejos.

Aquel que diga que la primera palabra dejará caer el primer vaso, aquel que golpee su asombro con violencia verá aparecer el fuego en sus cabellos,
aquel que ría en voz alta será el primero en guardar silencio,
aquel que despierte antes de tiempo sorprenderá a su esqueleto haciéndole señas extrañas a los árboles
y el mar, como un síntoma interrumpido, vuelve de nuevo a oírse a lo lejos
y en su respiración otra vez escuchamos el ruido de esa puerta que bate azotada por el viento del infinito.

Nace la luna sobre el mar como una antigua mirada del hombre.

En el puerto
se van encendiendo las primeras luces.

Aporte de PedroTT para Q-entos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

…José Carlos Becerra murió en plena búsqueda pero nos ha dejado un puñado de poemas que son algo más que los signos de una búsqueda: una obra. Estos poemas lo revelan como un hombre que vivió cara a la muerte y que, frente a ella quiso rescatar los misterios del tiempo humano y oír: “el rumor de los cuerpos encontrados en la memoria, en el chasquido de la nada”.
Octavio Paz


A fines de septiembre de 1969 después de haber obtenido la beca Guggenheim salió para Nueva York y luego se embarcó a Europa, estableciéndose durante seis meses en Londres donde se dedico a escribir, así como a conocer la ciudad: “…paso las mañanas en clase de inglés, y luego vagabundeo descubriendo calles y rincones preciosos que poco a poco me hacen esta ciudad más visible, más respirable. Y en los museos y las galerías, las obras de arte que por años solo vi en reproducciones por fin están frente a mí”.
En marzo inició su viaje por el continente. En Alemania adquirió un Volkswagen 1500 de segunda mano con la puerta del conductor en malas condiciones. Pasó por Francia, recorrió España, y en Madrid se reunió con Vicente Aleixandre, su proyecto era llegar a Grecia y volver a Inglaterra para terminar su libro.
Becerra cumplió su propósito de visitar Italia. Pasó algunos días en Florencia y en Roma. Salió de Nápoles para atravesar la península y tomar en Bríndisi el transbordador que lo llevaría a Grecia… La última luz que vieron sus ojos, fue el brillo del Adriático al amanecer, El Estrecho de Otranto resplandeciente al dar la vuelta a una curva donde perdió el control del vehículo. Después de estrellarse y romper el muro de protección el vehículo cayó en una profunda barranca donde murió instantáneamente por la fractura en la base del cráneo según la descripción de los carabineros que rescataron el cuerpo así como el vehículo averiado por el accidente donde se encontraron entre sus objetos personales con los manuscritos de tres libros inéditos.

Tomado de las notas biográficas publicadas en su antología póstuma: “El Otoño Recorre las Islas”: Con presentación del escritor Octavio Paz y preparada en colaboración por José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid donde se publica su poesía completa ya después de su muerte.

Q-entos Webmaster dijo...

Un interesante descubrimiento gracias a tu ayuda Pedro. Muchas gracias por todos los datos.

Pronto habra mas material de este autor.